Ayer, primer día de campaña, se puso en marcha a las OO en punto, una hora menos, ya sabes en Canarias. A esa misma hora la alcaldesa de Velilla, Antonia, abandonaba el sarao en honor a Rafael del Moral que presentaba su libro Las batalla de la eñe Lenguas condicionadas y nacionalismos exaltados. El título del libro ya avisa de que va y la fecha, aporta más datos coyunturales.Ya leeré el libro y contaré algo sobre él. Bueno pues Antonia y otros compañeros salieron a la calle a pegar los carteles.
A eso del medio día o un poco más tarde emparejé con el representante de Pedemos en Velilla. ¡Me quiso convertir a su religión! Le confesé amablemente mi senectud y mis dudas y le dije que yo no me fiaba ni de mi mismo o que quizá no fuera así. Un poco a lo Groucho Marx - porque también hablamos de marxismo económico - tengo mis principios y si no te gustan pues tengo otros. Nos fumamos juntos un cigarro y nos despedimos. Al poco rato apareció mi amigo Caro con quien he hablado muchas veces de política, me describió la situación: "están todos como adormilados" fue su conclusión después de dos cañas de cerveza.
Ya de noche, otro paisano me invitó a una copa y mientras consumíamos, me lloraba de la vuelta de los partidos: cierto rencor hacia los dos clásicos -PP y PSOE- y la expectación hacia los nuevos Ciudadanos y Podemos. Sacamos en conclusión que el que se presentaran cuatro partidos muy cercanos en el reparto de votos según las encuestas, les obligaría a hablar y acordar encuentros importantes, uno de ellos, la revisión de la Constitución.
Se podría hablar de Rajoy buscando la sombra de Adolfo Suarez, de Pedro Sánchez devolviendo los calzoncillos rojos que una señora que meneaba las caderas le ofrecía en Barcelona, Pablo Iglesias chirigoteando en Cádiz, pero lo dejo aquí ¡Ha comenzado la fiesta!
A eso del medio día o un poco más tarde emparejé con el representante de Pedemos en Velilla. ¡Me quiso convertir a su religión! Le confesé amablemente mi senectud y mis dudas y le dije que yo no me fiaba ni de mi mismo o que quizá no fuera así. Un poco a lo Groucho Marx - porque también hablamos de marxismo económico - tengo mis principios y si no te gustan pues tengo otros. Nos fumamos juntos un cigarro y nos despedimos. Al poco rato apareció mi amigo Caro con quien he hablado muchas veces de política, me describió la situación: "están todos como adormilados" fue su conclusión después de dos cañas de cerveza.
Ya de noche, otro paisano me invitó a una copa y mientras consumíamos, me lloraba de la vuelta de los partidos: cierto rencor hacia los dos clásicos -PP y PSOE- y la expectación hacia los nuevos Ciudadanos y Podemos. Sacamos en conclusión que el que se presentaran cuatro partidos muy cercanos en el reparto de votos según las encuestas, les obligaría a hablar y acordar encuentros importantes, uno de ellos, la revisión de la Constitución.
Se podría hablar de Rajoy buscando la sombra de Adolfo Suarez, de Pedro Sánchez devolviendo los calzoncillos rojos que una señora que meneaba las caderas le ofrecía en Barcelona, Pablo Iglesias chirigoteando en Cádiz, pero lo dejo aquí ¡Ha comenzado la fiesta!
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