lunes, 20 de enero de 2020

20 DE AGOSTO - 2003. PLASENCIA: Ocasión

Fue entonces cuando en un arrebato de cólera, intervine todavía como un niño, proponiendo al chalán el juego de la proporción  geométrica de los cientos y las claves de las que dio origen, según la leyenda. la emancipación de la trilla del reino de León.

Pero aquel Chalán, aunque zamorano, no era rey sino plebeyo y yo no era Fernando González  sino un muchacho de dieciséis años. El Chalán no se arredró: me despachó.
-¡ Tú, niño, vete a tomar por culo!
 Yo no me sentí ofendido y comencé a soltar todos los palos que tenía reprimidos. Crecí.
El hombre se marchó y se frustró, pero el tratante, interesado por los potros, envió a un socio. El socio ofreció la compra de los potros por más de mil pesetas nuevas...
Cuando, por fin un compadre agarró la mano de mi padre y la del comprador hasta que la chacota pasó todavía un cuarto de hora.
Cuando se dieron el apretón de mano. El Chalán sacó de la blusa una tijera y trasquiló a los animalillos  con una señal, una uve en el inicio. Apareció el tío con quien antes había reñido yo. Pagó a mi padre, y a mi, ya contento, me dió el Chalán un duro.
-Tiene genio el chaval  - Dijo a mi padre.
- No parece orgulloso, - contestó mi padre - ¡sabe mucho...!

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